Se acerca el fin de semana, avanza el mes al trote, a
caballo entre el desenfreno del verano y la disciplina del trabajo. Se van
olvidando los calores del estío y se acercan impacienten los días frescos del
otoño. La luz dorada de septiembre tiene un atractivo especial, es mes de
bodas.
El deseo de alargar el fin de semana ha hecho de las tardes
de los viernes, la más deseada de la semana... con ella llega el ansiado
desenfreno.
El pasado viernes pude ver en los alrededores del Ayuntamiento
grupos arremolinados de fotógrafos afanados en sacar las mejores imágenes de
radiantes novias y peripuestos invitados. Mientras ellos ensayaban sus mejores
poses y dibujaban sonrisas profidén. Tres operarias del Ayuntamiento se
apresuraban a barrer de la escalinata los pétalos y el arroz que una vez
lanzados ante el alborozo y griterío de los invitados, cubrían la escalera de
aterciopelado multicolor. Ingenua pregunté por qué tanta prisa por limpiar ¿no
pueden esperar a que acaben con las fotos?.
La respuesta tuvo acento monetario " Hay otras parejas
esperando" ...
Triunfa el amor o hay crisis de vocaciones???
Los jóvenes no arriesgan y se decantan por la boda Civil,
pero con velo azahar y maravilloso vestido blanco. Y a ser posible en el salón
árabe, el más carito...
Hace 39 años yo también lucí un bonito vestido blanco y tuve
mi lluvia de arroz , pero pude disfrutar del amplio atrio de la catedral de mi
querida Zamora, sin prisas ni apuros y todo el entorno del Castillo para
nosotros solitos.
¡Inolvidable día!
Mª Isabel Septiembre 2012
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