El Castillo

                                                                    

Castillo, tú estandarte de mi ciudad, símbolo de su historia. Vigilas la ciudad desde el poniente sobre rocas agrestes y picachos, te elevas, altivo, dibujando el horizonte de la ciudad vieja.

El sol te busca cada día, reposa en tí, dora tus cansadas piedras, en ellas refleja el brillo de las plateadas aguas que van camino del ansiado mar.

Entre los arrullos del Duero y el sonar de las campanas tú escribes la historia. Tus  almenas viejas apuntan hacia el cielo, miran alto orgullosas de su pasado, recogidas en su soledad, sabedoras de su historia.

Te sabes hermoso… nos regalas tu belleza,  nos hablas de tu historia y nos enseñas a valorar tu grandeza.

Tus piedras doradas henchidas de  gloria y recuerdos relatan batallas, murmuran intrigas…

Por  tu patio de armas han pasado los nobles, los poderosos, los reyes y los vasallos, bajo el dosel de tus piedras secas y orgullosas diste paso a los guerreros, viste pasar las miserias, el orgullo de los hombres, el dolor de los vencidos, los aceros homicidas, los cuerpos mancillados, la inocencia y la esperanza perdidas, el honor de las  victorias… elevaste los pendones y estandartes… tendiste el puente y entregaste la torre.

Entre tus muros han desfilado los  hombres y han pasado siglos y tú, en tus piedras, has escrito la historia, contado las gestas…

Has estado cercada, han querido  aniquilarte…

Viste como la gloria se marchaba de tus muros, quedaste en pie, con permiso del tiempo  como testigo mudo, con el foso seco, con tu puerta desvencijada y carcomida, los ventanales cargados de añoranza , solo, vacio, abandonado, con tus piedras mordidas por el tiempo … Sólo el rumor del Duero te fue fiel.

Hoy  restaurado y remozado sigues siendo fortaleza, ya no luchas para defender el honor y la libertad de un reino.

Hoy defiendes el  imperio de la luz frente a las tinieblas, a la sombra de tus patios y jardines, se escuchan poemas de amor y gestas de caballeros.

Volviste a renacer, saliste del olvido, por tus verdes jardines se escucha el trote de los caballos y  las conversaciones de los caballeros y con tu silencio sigues recordándonos que eres Historia.