Llegaste despacito y en silencio,
sin prisas y de mil formas ataviada,
te fuiste haciendo un
sitio
en mi casa, en mi vida y
en mi alma.
Cambiaste mi risa por tu
llanto,
trocaste mi alegría por
desgana ,
me envolviste en tu manto oscuro y frío.
Pusiste manantiales en mis ojos,
hiciste de mi garganta un nudo,
llevaste una cantera hasta mi pecho,
llanto, silencio y muro.
Sentía tu peso y
tu presión.
¡Me ahogabas!!
M.I.C.
9/12/2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario