Llueve
tanto que parece
limpiándolo de
todas las cosas malas,
de las
tormentas del alma,
de las palabras vacías,
de las de perdón que no llegan a nacer
y se ahogan en la boca,
de los abrazos rotos al amanecer,
de los malos sueños ,
de las
risas falsas,
de los llantos ahogados en la almohada,
de los pensamientos marchitos,
del dolor y la enfermedad.
Y tras los cristales
me gusta mirar la lluvia caer,
ver naufragar el rencor,
sentir la humedad del aire limpio,
respirar el silencio de la tarde,
contemplar el
verdor de los prados,
mirar como el agua se lleva los miedos,
las
cartas no escritas,
las palabras de cariño no pronunciadas,
escuchar los murmullos del viento,
la risa de los niños,
espantar la tristeza,
bailar bajo la lluvia,
oler a tierra
mojada,
oír el gorjeo de los pájaros,
el ronroneo de los enamorados.
¡Llueve!
M.I.C
02-03-2013
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