GUGENHEIM

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sábado, 2 de febrero de 2013

...Y tendré que quererte hasta la muerte



Cuando al caer la tarde,
el sol cambie sus oros
por rojos encendidos.

Cuando al mirar tus ojos
se enciendan mil luceros.

Cuando se vista el cielo
con su traje de plata.

Déjame adivinarte tus deseos,
déjame lentamente acariciarte,
déjame cubrirte con mis besos,
que no hay  lugar al olvido
en este pecho mío dolorido.

Que esta labor amarga de quererte
no la puedo acabar en esta vida,
que no puedo dejar de amarte,
y tendré que quererte hasta la muerte.

Y tendré que vivirte en otra vida,
que no llega una vida para darte
el amor que te tengo y no quería.

M.I.C    03-02-2013

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